miércoles, 1 de junio de 2016

UN CUENTACUENTOS DIFERENTE (Actividad voluntaria)


¡Hola!

Ya sé que os había dicho que me despedía con la enorme reflexión del artículo final, pero llevo un par de meses pensando si debía compartir esto con vosotros y aunque no lo tenía claro del todo, no he podido resistirlo y al final, aquí estoy otra vez.

A modo de actividad voluntaria, voy a compartir mi experiencia previa en el mundo de la literatura infantil a través de una clase que ahora estoy dando y que siempre que trabajo esta asignatura recuerdo. Cuanto más aprendo, más ganas tengo de compartir todo esto con mis alumnos y probar nuevas técnicas que hemos visto a lo largo de este cuatrimestre.

El año pasado, cuando me ofrecieron dar el módulo de animación infantil del Curso de Monitores, me dijeron que tenía la posibilidad de cambiar la forma de afrontar cada uno de las partes de que se compone, así que me puse a darle vueltas y vueltas a ver si se me ocurría algo rompedor y de cosecha propia para ponerle un toque personal a mi primera experiencia en la docencia a adultos.

Cuando yo era alumna de ese módulo, Cristina lo daba todo y la verdad es que resultaba fenomenal. Nos enseñaba un poco de todo y de manera muy dinámica. Yo quería hacerlo sin perder su esencia, conservando el sentido dinámico, lúdico, desenfadado… pero también quería meter algo diferente.

Este módulo tiene cuatro partes: pintacaras, globoflexia, juegos de infantil y cuentacuentos. Y precisamente con mis escasos conocimientos de Literatura Infantil decidí tocar esa parte de mi futura clase.

En la que participé como alumna, nos dividíamos por grupos y hacíamos un cuento dramatizado, una lectura y una narración. Aunque resultó bien, me parecía un poco soso, así que decidí que por qué no convertir ese cuentacuentos en un guiñol con marionetas algo peculiar.


Para mi sesión propuse lo siguiente: iba a dividir a los monitores en grupos y les iba a dar, al azar, un papelito con el nombre de un cuento clásico. Les daría 15 minutos para que se lo aprendieran y luego les daría el susto.

Los cuentos que elegí son:
-     Caperucita y el Lobo
-     Los tres cerditos
-     El traje del emperador
-     El príncipe y el mendigo
-     La princesa y el guisante
-     Ricitos de oro
-     Pedro y el lobo

Monté una mesa grande con un mantel para no ver a los alumnos detrás y que pudieran organizarse para la narración.

Cuando acabaron los quince minutos, les presenté a los personajes que interpretarían su historia: una llama, un cuervo, dos fraggles, dos ratones y un cocodrilo.

Me gusta mucho la reacción nerviosa de los chicos cuando les digo que tienen que contar un cuento de toda la vida con esas marionetas tan dispares, pero reconozco que el resultado es divertido, entretenido y muy muy creativo.

Les doy cinco minutos para que asignen los papeles de cada marioneta y empieza la actuación. Cuando acaban todos los grupos, a los que voy llamando de manera desordenada al escenario, les doy unas pautas generales para que perfeccionen su técnica desde lo que desde mi punto de vista es correcto a la hora de llevar a cabo esta actividad para un público de 0-6.

Estos son algunos de los consejos que les doy para que capten mejor la atención de los niños:

- Cuidar el tono de voz: modular, proyectarla, llamar la atención.
- Si se hacen voces, hay que ser conscientes de si se pueden hacer las de todos los personajes. Si no, es confuso.
- Cuidado con las palabras que utilizamos. Los niños lo imitan todo. Nada de palabrotas ni palabras mal sonantes.
- Utilizar un vocabulario asequible, si hay algún nuevo concepto o palabra más difícil, hacer que lo expliquen los propios personajes.
- Hay que estar ordenados detrás del escenario para no liar a los niños con los personajes que entran y salen.
- Controlar los tiempos entre que salen unos personajes y otros. Se puede utilizar al narrador para tapar esos espacios y que no se aburran los niños.
- Presentar el cuento de manera motivadora y diciendo el título alto y claro para que todos sepan qué es lo que van a ver y escuchar.
- Cuidar el cierre, animado, dramático, intrigante, pero dejar claro que se ha terminado el cuento.
- Que no tengan miedo a la improvisación. Muchas veces funciona.

Para terminar, les pongo esta cita de Walt Disney: “Nuestro mayor recurso natural es la mente de nuestros niños”.

Después de haber cursado la asignatura de Literatura Infantil, entre la experiencia de esta modesta parte del módulo y lo que he aprendido en este curso, me he dado cuenta de que puedo sacarle mucho más partido. Enseñarles técnicas y estrategias muy distintas y más completas para que tengan más recursos para enfrentarse al mundo de la animación infantil, y disfrutar aprendiendo de las actividades que les propongo que siempre resultan divertidas y originales.

Lo que quería trasmitir con esto, además de mis escasos conocimientos previos, es que esta asignatura me ha ayudado en el ámbito tanto académico como profesional, me ha motivado a seguir aprendiendo  y enseñando, y a descubrir contenidos muy útiles para desarrollar todas las actividades, clases y campamentos en los que pueda colaborar a partir de ahora.

Y ahora sí que sí, me despido, ¡hasta pronto!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Y colorín colorete, ¡por la chimenea sale un cohete!.

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